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viernes, 1 de abril de 2011
“BEN-HUR, a tale of the Christ” por Francisco González Reyna. Sam Zimbalist. 1ª parte.
Sam Zimbalist. 1ª parte. En veinte y cinco años sucedieron muchas cosas, la MGM que había sufrido los estragos de las anteriores versiones de Ben-Hur en glorioso blanco y negro y muda, la primer película nunca recupero los gastos y la segunda apenas y rayo el limite de la rentabilidad, ni hablar de recuperación y ganancia extra. Sin embargo la nueva directiva de la ya famosa casa productora del león y su flamante cúpula de productores se vio ante una nueva e innovadora amenaza… la televisión. Así es, la comodidad de las pantallas a luminosas había llegado a la mayoría de las casa americanas y del mundo y eran el medio de entretenimiento por excelencia. La gran depresión en el cine había llegado. Muchas casas productoras recortaron hasta en un cincuenta porciento sus inversiones y confinaron a sus directores a pequeños sets de filmación con estrictamente necesario, en esos pequeños hangares los directores podían controlar a un pequeño grupo de técnicos y actores, y los productores podían controlar a los directores. A pesar de estos esfuerzos y de una creciente y forzosa austeridad no podían competir contra la pequeña pantalla, la verdad es que el publico prefería la comodidad de su sala a el hecho de salir y llegar hasta el teatro mas cercano (que no hubiese sido cerrado por falta de auditorio) y pagar el ridículo costo del boleto que había bajado tanto su costo que solo cuando entraban algunas personas se les pagaba a las personas de dulcería, intendencia etc. en aquella época la frase “trabajar por amor al arte” cobro nueva vida con los valientes empresarios y personal de los abandonados teatros manteniéndose firmes y abriendo cada noche. Muchas son las anécdotas de aquella terrible depresión cinematográfica por ejemplo: A pesar de que el costo del boleto se cotizaba en centavos, muchos fieles cinéfilos dejaban el dólar o dólares para ayudar a los encargados de los teatros. Los días domingos muchos niños esperaban fuera de las puertas de los teatros pues para que las golosinas no se echaran a perder y se desperdiciaran los dueños les regalaban aquellos pequeños manjares azucarados. Algunos programas de televisión y noticiarios se proyectaban en algunas salas de cine como respuesta a la competencia. Se creo una comisión de dueños de teatros que se reunían buscando posibles soluciones, se convirtieron en publicistas que engordaban las películas y sus títulos para hacerlas mas atractivas, otra de sus contribuciones fue la crear un dialogo continuo con las casas productoras para exigir apoyo a la industria. En fin la situación era mala y se agravaba cuando la televisión se convirtió en un escaparate para muchos productos en los comerciales, pequeños cortos donde se exaltaban las virtudes de algún producto. Cada comercial pagaba su espacio y con más dinero se pagaban mas programas y pronto los horarios saturados abrieron nuevos canales de frecuencia o canales. Los empresarios preocupados de una crisis que podría terminar con el cine como negocio buscaron posibles soluciones y después de mucho cavilar la solución llego: había que hacer más grandes las pantallas y por supuesto su contenido, retomar las grandes superproducciones del cine mudo y en blanco y negro y rehacerlas con soberbia espectacularidad. Estas historias tenían que ver con pasajes de la biblia y sus épicos personajes y la hora de renacer de Judá Ben-Hur se acercaba. En una junta de la MGM un hombre que había crecido en los escalones del cine se preparaba para ser el primer impulsador de esta nueva versión Sam Zimbalist. Prof. Francisco González Reyna. Continuo con Sam Zimbalist 2ª parte en este compendio sobre la historia y adaptaciones de Ben-Hur una historia de los tiempos de Cristo. La mejor película de todos los tiempos.
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