Con un pincel plano de perfil bien cargadas las cerdas de un café tostado, siena o negro puntea lo que será la parte alta de la palmera y baja mientras giras el pincel hasta que uno de sus lados anchos rematen el espesor en la parte baja, en este caso sobre la arena gris, esta fue la técnica que mi alumna Laura Tapia del instituto Antonino Malhomme ocupo para crear esta singular figura oscura. Después con el pincel abanico y nuevamente retomando la técnica Ross( que me enorgullezco mucho en rescatar y enseñar cada día) logramos aplicar bordes largos de menor a mayor grosor para las hojas de la palmera, largas y ligeramente encorvadas en caída momentánea. Ya entusiasmados con los resultados casi mágicos del pincel abanico (uno de mis preferidos) lo limpiamos y adelgazamos in poco mas las olas con blanco titanio y algunos lejanos reflejos de amarillo para crear uniformidad con el atardecer luminoso. Finalmente les dejo este acercamiento a ese atardecer de alegras colores bien matizados, para el sol regresamos a las enseñanzas del hombre de los arbolitos felices y retomamos una de sus técnicas con el dedo índice y una gota de blanco se redondea la figura sobre el lienzo fresco muy suavemente.
dibujo, acuarela, oleo, cine, fotografía, teatro, escultura, literatura,escuelas de arte,pintura,pintura pastel, dibujo publicitario, comics, manga,,arte,arte pop,arte para niños
viernes, 4 de noviembre de 2011
Galería instituto Antonino Malhomme.
Con un pincel plano de perfil bien cargadas las cerdas de un café tostado, siena o negro puntea lo que será la parte alta de la palmera y baja mientras giras el pincel hasta que uno de sus lados anchos rematen el espesor en la parte baja, en este caso sobre la arena gris, esta fue la técnica que mi alumna Laura Tapia del instituto Antonino Malhomme ocupo para crear esta singular figura oscura. Después con el pincel abanico y nuevamente retomando la técnica Ross( que me enorgullezco mucho en rescatar y enseñar cada día) logramos aplicar bordes largos de menor a mayor grosor para las hojas de la palmera, largas y ligeramente encorvadas en caída momentánea. Ya entusiasmados con los resultados casi mágicos del pincel abanico (uno de mis preferidos) lo limpiamos y adelgazamos in poco mas las olas con blanco titanio y algunos lejanos reflejos de amarillo para crear uniformidad con el atardecer luminoso. Finalmente les dejo este acercamiento a ese atardecer de alegras colores bien matizados, para el sol regresamos a las enseñanzas del hombre de los arbolitos felices y retomamos una de sus técnicas con el dedo índice y una gota de blanco se redondea la figura sobre el lienzo fresco muy suavemente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son bienvenidos