Tres fueron los caminos que nos llevaron a roma, un libro una obra de teatro y una película…
La audacia se repetiría en 1923 con Ramón Novarro como Judá Ben Hur en esta segunda ocasión el metraje de la película fue de 170 minutos de duración, la primera película de larga duración de aquellos ayeres. Contaba con una escena en color y un gran triunfo popular que parecían indicar que el cine ya había dicho su última palabra sobre este tema, aun que esta segunda película en blanco y negro presento muchísimos mas problemas de producción y escenarios por el hecho de superar a su predecesora resulto toda una experiencia en la pantalla grande que parecía mas pequeña para todo lo que se debía mostrar, magnificas resultaron las escenas de las caminatas y el ejercito romanos ayudado por docenas de actores ataviados con los uniformes de la metropolitan opera hause y la carrera de cuadrigas estuvo bajo la supervisión de los departamentos de bomberos de la ciudad de Bruclin, lo cual permitió mas soltura en las secuencias y primeros y medios planos, ya que gracias a los entusiastas traga fuegos era el doble que la pequeña plancha de rodeo ocupada en 1907.
Parecía que nada superaría a tan gran obra de la pantalla grande pero había algo con lo que no contaba la historia.
En aquel grupo de asistencia técnica (carga cables) había un joven y visionario estudiante que treinta años después seria el responsable de el Ben-Hur en tecnicolor y cinemascope… William Wyler.
Francisco Gonzalez Reyna.
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