jueves, 7 de julio de 2011

Bob Ross por Francisco González Reyna.

1ª. Un hombre de cabello chistoso y habilidad inigualable.

Desde muy niño sentí la necesidad de dibujar y pintar sin tener del todo claro las técnicas, materiales y procedimientos, entusiasmado por aquellas viñetas de famosos comics de superhéroes como superman, batman, clásicos de la literatura ilustrados y spiderman, de manera autodidacta daba tumbos de principiante, trazos gruesos con cualquier tipo de lápiz o tinta, en cuanto colores los mismo ocupaba brochas que pinceles. Cuando mis padres observaron tan clara actitud y necedad por plasmar formas con sentido donde fuese decidieron encaminar mi afición y convertirla en dificultosa profesión.
Fue en una época muy temprana de mi vida cuando comencé a estudiar pintura al oleo y dibujo, lugares como el parque de cantera, la casa del lago, bellas artes en cursos para niños, el instituto tepeyac etc. Ocupaban mi tiempo fuera del horario normal de la primaria.

En ese entonces sucedió que un día saltando de un canal a otro de televisión abierta me tope con el canal once y específicamente con una imagen que me era familiar… un caballete alto (enorme para mi tamañito de niño) lienzo bien montado y listo para ejecutar, lo mas peculiar fue la imagen del pintor junto a aquello, un hombre de delgada figura con barba, y enorme cabellera esponjosa que me hizo reír por algunos segundos, una cosa que me sorprendido fue su enorme paleta de acrílico opaco, hacia ver a mi paleta de madera como un utensilio de jardín de niños. Comenzó ha hablar con un doblaje sobrepuesto y explico con toda claridad y sencillez el procedimiento a seguir, hasta ese entonces yo ya estaba sumamente acostumbrado a un sermón intimidador (sin querer serlo) sobre los grandes maestros de la pintura y la aplicación lineal de las primeras capas de fresco, ese era el inicio de una pintura al que me habían acostumbrado la mayoría de mis maestros, era una época un estilo y una costumbre. Sin embargo aquel hombre de la pantalla chica en sus primeras palabras invitaba, hacia sentir cómodo y sin presión el inicio (crucial sin duda) de una pintura, le escuche decir “este es su mundo” y hasta el día de hoy esa frase esta marcada en cada trabajo que realizo “este es mi mundo” me digo y eso me relaja y llena de confianza, no me voy a comparar con las técnicas de los grandes maestros por que de ellos ese fue su mundo y este es mío.
Lo mas extraordinario era ver con que facilidad lanzaba pinceladas que tomaban forma con velocidad extraordinaria, con la ayuda de unos brochones tremendos que yo nunca había visto, terminaba un cuadro en poco tiempo en un programa de casi treinta minutos, terminado y hasta firmado aquel pintor de estrafalario peinado hacia en minutos lo que para mi eran semanas de arduo y duro trabajo con mis pincelitos. “el placer de pintar” se anunciaba con letras curveadas aquella emisión y engalanando aquello el nombre del pintor que nunca olvidaría y seguiría con gran atención Bob Ross.


Profesor en artes visuales. Francisco González Reyna.
Continuo: 2ª parte. La técnica Ross.

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